Hace más de 10.500 años que se empezaron a cultivar las primeras gramíneas en el llamado “Creciente Fértil”; las primeras cosechas fueron trigos y cebadas salvajes que crecían sin riego y, gracias a su ciclo vital anual, germinaban, florecían y fructificaban en primavera, soportaban el seco verano en forma de semillas y esperaban la oportunidad de germinar a la entrada del húmedo invierno. Estas semillas maduraban todas a la vez, se podían recolectar rápidamente y, sobre todo, podían almacenarse durante largos periodos de tiempo y ser una formidable despensa de alimentos para todo el año.
El ser humano entendió esta situación e inventó así la agricultura. Fue entonces cuando empezó a entender cuáles son sus fundamentos, pilares de una ciencia aplicada, la agronomía. Estos fundamentos y el “arte de cultivar la tierra” son el objetivo de este libro, a través de cuyas páginas el lector aprenderá a caracterizar el clima y sus efectos sobre los cultivos, identificará los tipos de suelo y el uso y características de los fertilizantes adecuados, obtendrá herramientas para determinar las necesidades hídricas de las especies y.
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